Por Antimio Cruz
La Conanp señala que es uno de los registros más altos en
estos sitios de reproducción. La población se recupera satisfactoriamente con
programas de protección y conservación, añade.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)
reportó que en los últimos meses de 2017 y las primeras seis semanas de 2018 se
han contado mil 365 ballenas grises (Eschrichtius robustus) en los santuarios
de reproducción de Baja California Sur, lo que representa uno de los registros
históricos más altos y contrasta con las 347 ballenas contabilizadas en la temporada
de reproducción 2016-2017.
La Conanp no ha concluido el conteo, pues los mil 365
ejemplares censados corresponden al cuarto censo de la temporada de
avistamiento, que culmina el 30 de abril, en las lagunas de la Reserva de la
Biosfera El Vizcaíno, ubicada en el extremo norte del Estado de Baja California
Sur.
En la Laguna Ojo de Liebre se contabilizaron 757 mamíferos
adultos y 515 ballenatos, mientras que en la Laguna de San Ignacio 67 ballenas
adultas y 26 ballenatos.
Por su valor universal fuera de serie, en 1993 fue inscrito
como Sitio de Patrimonio Mundial de la Humanidad el Santuario de Ballenas de El
Vizcaíno, por ser el mejor sitio en el mundo para la reproducción y crianza de
la ballena gris.
En 1972 el Gobierno de México decretó la creación de los
primeros santuarios de ballenas en las lagunas San Ignacio y Ojo de Liebre,
Guerrero Negro en el estado de Baja California Sur. A partir de ese año inicia
su recuperación. Actualmente se calcula que en todos los mares del mundo
habitan 25 mil ejemplares de ballena gris, nacido en mares mexicanos.
POPULAR CETÁCEO. La ballena gris es uno de los animales
más grandes del mundo. Llega a medir 15 metros de longitud y pesar 20 mil
kilogramos. En México está protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059- SEMARNAT-2010.
El aumento en el número de crías ha sido constante desde hace 19 años lo que ha
contribuido a disminuir el riesgo de extinción.
Esta especie de ballena es uno de los cetáceos más
populares, ya que sus rutas migratorias son muy cercanas a la costa, lo que
permite que miles de personas las observen año con año.
Durante su migración de otoño e invierno, cada ejemplar de
ballena gris realiza un recorrido de casi noventa días para efectuar un ciclo
de más de 12 mil kilómetros para encontrar la calidez de las costas mexicanas y
poder procrear la siguiente generación de ballenatos; siendo uno de los
procesos migratorios más largos en el mundo de cualquier especie.
Antes de llegar a su destino final de reproducción, en la
Biosfera El Vizcaíno y en la Laguna de San Ignacio en Baja California Sur,
pasan por los sitios lagunares, como Ojo de Libre, varios ejemplares juveniles
y subadultos, seguidos por hembras preñadas y hembras reproductivas, las cuales
esperan a los machos reproductivos.
Durante su peregrinar por las costas norteamericanas, las
ballenas grises se enfrentan a muchos retos naturales, como la depredación por
orcas, enfermedades y sobre todo grandes embarcaciones que navegan a lo largo
de sus históricas rutas y que buscan su carne y aceite.
“La población de ballena gris se ha recuperado
satisfactoriamente gracias a los programas de protección y conservación que
lleva a cabo la Conanp. Las Áreas Naturales Protegidas de México son
ejemplo mundial de conservación de esta especie”, comentó el Comisionado
Nacional Alejandro Del Mazo Maza.
El 14 de enero de 1972 el área de Laguna Ojo de
Liebre-Guerrero Negro, en el estado de Baja California, fue declarada Zona de
Refugio para Ballenas y Ballenatos, en el Diario Oficial de la Federación. El
lugar se localiza al sur de la Bahía de Sebastián Vizcaíno, en el litoral del
Océano Pacífico de BCS.
La zona de protección creció nuevamente en 1980 cuando un
decreto del 28 de marzo detalló las lagunas Guerrero Negro y Manuela como parte
del complejo lagunar.
La Semarnat, a través de la Conanp, conduce el Programa de
Conservación de Especies en Riesgo (PROCER) que incluye programas permanentes
de monitoreo y censos semanales. Para la protección participan también la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de
Marina y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). Esas
instituciones trabajan junto con pescadores, ejidatarios, microempresarios y
representantes de organizaciones civiles que forman los Comités de Vigilancia
participativa.